Calendario



Originariamente, las culturas antiguas utilizaban el calendario lunar para contar el tiempo.

Los primitivos pueblos itálicos tuvieron diferentes sistemas para calcularlo, cada uno con su propia duración del año, su propio número de meses y su propia manera de repartir los días de cada mes. En cambio, ninguno de estos sistemas contaba las semanas.



Denominación de los años


Para indicar los años o las fechas, los romanos utilizaron dos referencias distintas:

      1. El año de la fundación de Roma. El año 1 romano equivalía al año 753 aC en el calendario cristiano: anno trecentesimo quarto ab urbe condita identificaba el año 304 después de la fundación de Roma (304 AUC) o, lo que es lo mismo, el año 449 aC.
      2. Los nombres de los cónsules que gobernaron un año determinado: Lucio Domitio Apio Claudio consulibus, identifica el consulado de estos dos personajes, es decir, el año 54 aC.


Denominación de los meses


En un determinado momento, se acordó utilizar un calendario común de 304 días distribuidos en 10 meses (6 meses de 30 días y 4 de 31 días). El año empezaba en marzo.

La denominación de los meses era, por este orden:
    • Martius: en honor a Marte, padre de Rómulo y Remo (los fundadores de Roma).
    • Aprilis: quizás consagrado a Venus (Apru en etrusco).
    • Maius: dedicado a la diosa Maya, la madre de Mercurio, o a Maius Iuppiter.
    • Iunius: consagrado a Juno (Iuno), la esposa de Júpiter.
    • Quintilis: llamado así por ser el quinto mes. A la muerte de Julio César pasó a ser Iulius en su honor.
    • Sextilis: mes sexto. Se dedicó posteriormente a Octavio Augusto y recibió el nombre de Augustus.
    • Septembris: séptimo mes (septem: siete).
    • Octobris: octavo mes (octo: ocho).
    • Novembris: noveno mes (novem: nueve).
    • Decembris: décimo mes (decem: diez).

Posteriormente, se añadieron dos meses nuevos:
    • Ianuarius: en honor a Ianus, el dios de las puertas y espíritu del principio y del final.
    • Februarius: por su relación con una fiesta anual de purificación que se llamaba februa y que se celebraba en aquella época del año. Era el mes que cerraba el año y el que sufría los ajustes. En época de Numa Pompilio cada dos años se intercalaba entre el 23 y el 24 de febrero un mes de 22 o 23 días llamado mercedinus (de merces, que significa paga o recompensa), por ser ese el mes en que se pagaba a la servidumbre.

En 153 aC se tomó la decisión de fijar como inicio del año el 1 de enero
, en lugar del tradicional 1 de marzo.

Después de las reformas, el calendario lunar oficial seguía desfasado respecto del curso estacional, basado en el ciclo solar.

Las medidas de corrección no evitaron los desfases de tiempo: los errores de cálculo provocaban que a veces los meses del calendario y las fiestas romanas no se correspondieran con las estaciones astronómicas.




Denominación de los días



Para indicar los días del mes, los romanos tomaban como referencia tres fechas únicas:

      1. Calendas: eran el día 1 de cada mes.
      2. Nonas: eran el día 5 de cada mes, excepto en marzo, mayo, julio y octubre que pasaban al día 7.
      3. Idus: eran el día 13 de cada mes, excepto en marzo, mayo, julio y octubre que pasaban al día 15.

Para referirse a una de estas tres fechas fijas, la ponían junto con el mes correspondiente:

Kalendis Ianuariis = Calendas de enero = 1 de enero
Nonis Octobribus = Nonas de octubre = 7 de octubre

Si querían indicar el día anterior o posterior, se utilizaba el adverbio pridie o postridie seguido de la fecha fija y el mes.

Pridie nonas Ianuarias = día antes de las nonas de enero = 4 de enero
Postridie idibus Octobribus = día siguiente a las idus de octubre = 16 de octubre 

Para indicar cualquier otra fecha, contaban los días que faltaban para llegar hasta la más cercana de las tres fechas fijas y se colocaba la expresión ante diem seguida del número ordinal correspondiente, de la fecha fija respecto de la que se hacía el cómputo y el mes de esta última. Para hacer el cálculo también se sumaba el día de la fecha fija.

Ante diem sextum Kalendas Martias = sexto día antes de las calendas de marzo = 24 de febrero

La manera de contar los días siguió la tradición romana hasta que los visigodos introdujeron la costumbre de numerarlos, aunque esto no sería oficial hasta Carlomagno.



Denominación de las horas


Los romanos no dividían el día en 24 horas.

Repartían el tiempo de luz durante el día en doce horas y el de oscuridad durante la noche en cuatro partes llamadas vigiliae.

De este modo, tanto las horas como las vigilias tenían duración variable según la estación: en verano las horas resultaban más largas que en invierno; las vigilias en cambio duraban más en invierno que en verano.

Las horas se expresaban con ordinales: la hora prima era la primera del día, la del alba; la hora que marcaba el final del día, la puesta de sol, era la hora duodécima.

De la hora sexta (sexta), que marcaba el mediodía, procede la palabra "siesta".





Fasti antiates. Calendario republicano




Los Fasti antiates son el único calendario romano de la República conocido hasta la fecha.

En la reconstrucción de la fotografía, los nombres abreviados de los meses se organizan en la parte superior, precedidos por la letra K (kalendae). Las nonas (nonae) se indican como el quinto día y los idus (eidus) como el decimotercero. El mes intercalado (intercalaris), insertado cada dos años, está representado en la columna XIII. En la parte inferior se muestra el número total de días de cada mes. Los días se enumeran verticalmente en la columna de cada mes y se representan mediante una secuencia recurrente de letras de la A a la H, donde cada nueve días se identifica en rojo el día de mercado (nundinae).

Además de estas letras, el día incorporaba una letra adicional (notae dierum) que le atribuye su  estatus: fasti (F), días en que se pueden celebrar negocios jurídicos; nefasti (N), días en que estaban prohibidos; comitiales (C), cuando las asambleas públicas podían convocarse y celebrarse. Algunas veces se añadían designaciones especiales: ES (endotercisi) identificó los divididos en mañana, tarde y noche, teniendo la consideración de nefasti durante el primer y tercer períodos y de fasti durante la tarde; NP probablemente la abreviatura de nefastus publicus. También podían destacar algunos festivos puntuales. Las letras grandes marcaban festivales importantes, mientras que las letras más pequeñas se utilizaban para hacer constar referencias breves, como el nombre de una divinidad o la palabra ludi para anotar los días de juegos a celebrar en honor de algunos dioses.

Pintados directamente sobre un fondo blanco de yeso en rojo y negro, los Fasti antiates Maiores fueron encontrados en el lugar donde se encontraba la villa de Nerón en Antium (Anzio).

Exceptuando los Fasti antiatestodos los demás calendarios que se conocen son de época de Augusto o posteriores. En total, más de cuarenta calendarios sobreviven, algunos casi completos, otros sólo en fragmentos. El más grande es el Fasti Praenestini, que mide aproximadamente 1,83 por 5,49 metros.





Fasti Praenestini (detalle).
Los Fasti Praenestini toman el nombre de la ciudad ubicada al este de Roma, en cuyo foro se había colocado el calendario. Fueron esculpidos en mármol y anotados por el gramático Verrius Flaco, que era considerado "el más sabio de todos los romanos" después de Marco Terencio Varrón (Quintiliano, Institutio Oratoria, X.1.95). Es probable que fuera dedicado a Augusto en homenaje por su reforma del calendario (8 dC). Los fragmentos conservados permiten la reconstrucción parcial de los meses de enero, marzo, abril y diciembre.




Fasti Praenestini. Palazzo Massimo alle Terme





El calendario Juliano



Atribuido al mismo Rómulo, el primer calendario romano fue determinado por los ciclos de la luna y las estaciones del año agrícola. El año duraba diez meses distribuidos en seis meses de treinta días y cuatro de treinta y uno, para un total de 304 días. Empezaba en marzo con la primavera y terminaba en diciembre con la siembra de otoño. Los dos meses de invierno, al no haber trabajo en los campos, no se contaban.

Según Tito Livio (I.19), fue Numa Pompilio, el segundo rey de Roma (715-673 aC), quien dividió el año en doce meses lunares. Cuenta Censorino (XX) que se añadieron 50 días al calendario, para lo cual se incorporaron los meses de invierno Ianuarius (enero) y Februarius (febrero), ambos de veintiocho días, y se redujo un día cada uno de los seis meses de treinta días. Aquel fue un año lunar de 354 días, pero, a causa de la superstición romana sobre los números pares, se añadió un día a enero para completar el calendario de 355 días. Cada mes tenía así un número impar de días: Martius (marzo), Maius (mayo), Quintilis (julio) y Octobris continuaron teniendo treinta y uno; los otros meses veintinueve, a excepción de Februarius, que tuvo veintiocho y se dedicó a los ritos de expiación y purificación (Februa), propios del último mes del año. 

Pero la suma de las órbitas de la Luna completadas durante el año (354 días, a razón de 29,5 días por 12 meses), no coincidía con el tiempo de la órbita anual de la Tierra alrededor del Sol, un período de aproximadamente 365,25 días. Así, 12 meses lunares representaban un año 11 días más corto que el año solar: si no se corregía el déficit, el calendario no podía mantener la sincronía con las estaciones.

El Colegio de Pontífices fue el encargado del calendario y de fijar las fiestas que dependían de él.

Se pronunciaba en febrero, aunque no siempre tomaba la decisión de intercalar los días adicionales necesarios para sincronizar los años lunar y solar.

      • De un lado, se consideraba que intercalar días era premonitorio de malos augurios
      • De otro, el calendario se podía manipular fácilmente, cosa que en la práctica ocurrió con frecuencia por intereses políticos partidistas: permitía prolongar cargos oficiales y adelantar o retrasar elecciones a conveniencia. Bíbulo, cónsul con César en 59 aC, intentó impedir la celebración de comicios y frustrar la legislación de su más poderoso colega declarando festivos todos los días que faltaban para finalizar el año (Dio, XXXVIII.6.1). 

Julio César había sido elegido Pontifex Maximus en 63 aC, pero estaba tan ocupado en la Galia y luego con la guerra civil que sólo había ordenado intercalar un día desde que había sido nombrado procónsul. El 13 de febrero de 50 aC, Cicerón se quejaba en una carta a Atticus de que todavía no sabía si se añadiría algún día ese mismo mes (V. 21). Cuando César finalmente regresó de Egipto en 46 aC y fue nombrado dictador, ya se había generado una discordancia de tres meses entre las estaciones y la fecha del calendario. Las fiestas de las cosechas se celebraban incluso antes de que las tierras hubiesen sido cultivadas ("ni los festivales de las cosechas se celebran en verano ni los de las vendimias en otoño", Suetonio, Vida de Julio, XL.1).

Ese año, un calendario reformado basado en el año solar fue presentado por César, que había oído hablar de él por primera vez durante su relación con Cleopatra (Lucano, Farsalia, X.187). Con el asesoramiento del astrónomo alejandrino Sosígenes, se intercalaron los noventa días que faltaban, prolongando este ultimus annus confusionis (Macrobio, Saturnalia, I.14.3) hasta los 445 días, para lo cual se intercaló un mes de veintisiete días después del 24 de febrero y se suprimieron sus últimos cuatro días. Además, se insertaron dos meses más de treinta y tres y treinta y cuatro días respectivamente entre noviembre y diciembre (355 + 27- 4 + 33 + 34 = 445). 

Para corregir los desajustes, se optó por añadir uno o dos días adicionales a los meses de 29 días (Ianuarius, Sextilis y Decembris ya tenían 31 días y Aprilis, Junius, Septembris y Novembris, 30 cada uno).

El calendario resultante tenía aproximadamente 365 días repartidos en 12 meses
      • Se distribuían en cuatro temporadas casi iguales: enero (31 días), febrero (28) y marzo (31) que conforma un invierno de 90 días (91 en año bisiesto); abril (30), mayo (31) y junio (30), una primavera de 91 días; julio (31), agosto (31) y septiembre (30), un verano de 92 días; y octubre (31), noviembre (30) y diciembre (31) un otoño de 92 días. 
      • El solsticio de invierno (Bruma) se fijó el 25 de diciembre (VIII Kal. Jan.). Y de conformidad con esta fecha, el equinoccio de primavera, el 25 de marzo (VIII Kal. Apr.), el solsticio de verano, el 24 de junio (VIII Kal. Jul.) y el equinoccio de otoño, el 24 de septiembre (VIII Kal. Oct.).
Como el año solar era de aproximadamente un cuarto de día más largo que el año establecido por el calendario, había que intercalar un día más cada cuatro años. El  que se añadía era el 24 de febrero, que según el sistema de cómputo romano correspondía al día sexto antes de las calendas de marzo (ante diem sextum kalendas Martias), de modo que el 24 de febrero repetido se llamaría bis sextum (bisiesto).

La reforma de Julio César entró en vigor el día 1 de enero del año 45 aC (la primera luna llena después de Bruma).

Cuando César fue asesinado en el año 44 aC, el mes de su nacimiento, Quintilis, fue renombrado Iulius en su honor. Ese mismo año, los pontífices decidieron erróneamente introducir el año bisiesto cada tres años, en vez de cada cuatro.

Tiempo después se detectó el desfase generado y se corrigió el error el año 8 dC por orden de Augusto, que excluyó el día adicional de cada año bisiesto durante 36 años, es decir, hasta el año 44 dC.

El calendario juliano consideraba que el año duraba 365,25 días, cuando en realidad la cifra correcta es de 365,242189 (365 días, 5 horas, 48 minutos y 45,16 segundos).

Estos 11 minutos de más que se añadían cada año supusieron que en los 1.257 años que transcurrieron entre 325 y 1582, se acumulara un error de aproximadamente 10 días, lo que se corrigió con el calendario gregoriano.



Implantación de la semana


En 321 dC, el emperador Constantino I el Grande implantó la semana de siete días, copiada del calendario mesopotámico que se basaba en los planetas que se podían observar desde la tierra.
    • Dies Solis: domingo. En 321 dC, Constantino decretó que el domingo sería día de reposo civil obligatorio (dies dominicus).
    • Dies Lunae: lunes.
    • Dies Martis: martes.
    • Dies Mercurii: miércoles.
    • Dies Iovis: jueves (Júpiter).
    • Dies Veneris: viernes.
    • Dies Saturni: sábado.

Esta división de la semana, es la que con el tiempo se popularizaría en las culturas de todo el mundo.