Emperadores
AUGUSTO (Gaius Iulius Caesar Augustus)
Nacido en 63 aC bajo el nombre de Cayo Octavio Turino, fue adoptado en testamento por su tío abuelo Julio César (adoptio in hereditate), por lo que desde la muerte de éste (44 aC) pasó a llamarse Cayo Julio César Octaviano (los adoptados pasaban a formar parte de la familia agnaticia del nuevo pater familias, pero era usual que conservaran sus nombres originales con el sufijo -anus: Octavianus). A petición de Munatio Planco, en 27 aC el Senado le concedió el cognomen de Augusto y pasó a llamarse Cayo Julio César Augusto.
A causa de los varios nombres que ostentó, se suele identificar como Octavio durante el período 63-44 aC, Octaviano entre 44 y 27 aC y Augusto después de 27 aC.
El joven Octaviano se convirtió en heredero de Julio César en 44 aC. Un año después, conformó junto a Lépido y Marco Antonio una dictadura militar conocida como Segundo Triunvirato.
Como triunviro, Octaviano gobernó Roma y la mayor parte de sus provincias, haciéndose con el poder consular tras las muertes de los cónsules Aulo Hircio y Pansa y haciéndose reelegir a sí mismo todos los años. Tiempo después, el triunvirato se iría rompiendo ante las ambiciones de sus creadores: Lépido fue obligado a exiliarse y Marco Antonio terminó suicidándose tras su derrota en la batalla de Actium (31 aC).
Con la desaparición del Segundo Triunvirato, Octaviano restauró los principios de la República romana pero sólo en apariencia: se restituyó el poder al Senado, aunque en la práctica y de diferentes maneras Octaviano retendría un poder autocrático. Sólo después de varios años se llegó a consolidar la estructura por la cual una entidad republicana podría ser dirigida por un único gobernante. El resultado pasó a conocerse con el nombre de Principado.
El título imperial nunca llegó a equipararse al de dictador y, de hecho, Octaviano rechazó formalmente dicho cargo. Por ley, Octaviano contaba con un conjunto de poderes perpetuos conferidos por el Senado, incluyendo los de tribuno de la plebe y de censor. Ocupó el consulado hasta 23 aC aunque su poder real fue creciendo gracias a su poder económico y a los recursos obtenidos de sus conquistas, creando relaciones de clientela a lo largo de todo el Imperio, ganándose el respeto de la gente y la lealtad de muchos soldados y veteranos militares.
El control de Augusto sobre la mayoría de las legiones supuso una amenaza armada que podía ser usada contra el Senado, permitiéndole de esta forma coaccionar las decisiones del mismo. Con este poder para eliminar la oposición senatorial mediante el uso de las armas, el Senado pasó a adoptar un perfil dócil hacia su estatus soberano. El clientelismo, el poder militar y la acumulación de cargos, convirtieron a su gobierno en el modelo a seguir para los posteriores gobernantes.
El mandato de Augusto inició un período de paz que duró más de dos siglos (pax augusta) sólo alterado por las guerras fronterizas y por la guerra civil iniciada tras la muerte de Nerón, que finalizó en menos de un año con el nombramiento de Vespasiano (69 dC).
Augusto expandió el Imperio romano, asegurando en el proceso sus fronteras mediante la subordinación a Roma de las regiones circundantes. Además, celebró un acuerdo de paz con el Imperio Parto, reformó el sistema tributario, desarrolló redes de caminos que contaban con un sistema oficial de mensajería, consolidó un ejército permanente y creó la Guardia Pretoriana junto a fuerzas de seguridad, tanto para mantener el orden como para combatir los incendios en Roma. Gran parte de la ciudad se reconstruyó bajo su gobierno.
Tras su muerte en 14 dC, el Senado lo divinizó y fue adorado por el pueblo romano. A manera de legado, sus nombres Caesar y Augustus serían adoptados por todos los emperadores posteriores.
TIBERIO (Tiberius Caesar Augustus)
Nacido en 16 de noviembre de 42 aC con el nombre de Tiberio Claudio Nerón, fue el segundo emperador de Roma (14 dC – 37 dC).
Aunque nacido en el seno de la gens Claudia, emparentó con la familia imperial (gens Iulia) cuando su madre Livia Drusila, se divorció de su padre biológico (Tiberio Claudio Nerón) y contrajo matrimonio con Cayo Julio César Octaviano (39 aC) estando aún embarazada del que sería su hermano, Nerón Claudio Druso, que nació en 38 aC.
Tiberio se casó con Vipsania Agripina, hija de Marco Vipsanio Agripa, el mejor amigo de Augusto, con quien tuvo un hijo, Druso el Joven (14 aC), y dos nietos gemelos: Tiberio Gemelo y Germánico Gemelo (19 dC).
En 24 aC, a la edad de diecisiete años, se inició en la política bajo la dirección de Augusto, siendo nombrado cuestor.
En 20 aC fue enviado a Oriente bajo el mando de Agripa con el objetivo de recuperar las águilas legionarias que los partos habían arrebatado a Marco Licinio Craso (batalla de Carrhae, 53 aC), Lucio Decidio Saxa (40 aC) y Marco Antonio (36 aC). Tras varios años de negociación, Tiberio condujo una potente fuerza militar a Armenia, con el objetivo de convertir el antiguo reino en un estado-cliente de Roma y crear con ello una amenaza sobre la frontera parta.
En 4 dC Tiberio fue adoptado como hijo y heredero de pleno derecho de Augusto.
Tras la adopción, recibió poderes tribunicios por diez años, que más tarde serían prorrogados por otros diez.
En 13 dC, los poderes de Tiberio se igualaron a los del propio Augusto y se convirtió en co-princeps de pleno derecho, de modo que fallecido el emperador debería sucederle sin ninguna dificultad.
Augusto murió en 14 dC, a la edad de 76 años y Tiberio fue confirmado como único sucesor.
Tras la muerte de su hijo Julio César Druso en 23 dC, su reinado terminó en terror.
En 23 dC parecía que Druso iba a suceder a Tiberio como emperador.
Por diferentes razones, Sejano, prefecto del pretorio de Tiberio que mantenía relación con la esposa de Druso (Livila), se vio en la necesidad de eliminar al hijo del emperador. Las fuentes antiguas (Tácito, Suetonio, Dión Casio) concuerdan en que Druso fue envenenado con la complicidad de Livila. Su muerte no levantó sospechas, hasta el punto de que Sejano pidió la mano de Livila en 25 dC (le fue denegada) y de que cuando tres años después (26 dC) Tiberio se exilió, dejó la administración en manos de sus dos prefectos pretorianos, el propio Lucio Elio Sejano y Quinto Nevio Cordo Sutorio Macro.
La trama se descubrió en 31 dC a raíz del suicidio de la ex-esposa de Sejano, Apicata. Ésta dejó una carta a Tiberio denunciando que Druso había sido asesinado con la complicidad de Livila. El copero de Druso y el médico de Livila fueron torturados y parece ser que confirmaron la acusación. Durante el término de ese año, Livila habría también de perecer, supuestamente de hambre, encerrada por su propia madre Antonia la Menor.